Combinar nuestras matas con plantas frutales es uno de los mecanismos más efectivos para generar armonía y vistosidad a nuestro frente. Elegir el arbusto apropiado puede ser un poco complicado; al tener un amplio catálogo por elegir, seleccionar solo una fruta entre decenas es todo un dolor de cabeza. Por ello, en el presente artículo descubrirás a cultivar a una de las plantas relegadas a un segundo plano por los amantes de la jardinería.
Proveniente de Europa, este arbusto es una de las plantas más adaptables a diferentes y bruscos cambios de temperatura. Posee una floración abundante que se materializan a las pocas semanas en su característico fruto. Aunque inicialmente solo crece a manera de arbusto, con un poco de trabajo podemos lograr que se levante tanto como un árbol saludable.
Sus hojas pasan de un verde oscuro a un peculiar amarillo intenso semanas antes de florecer, lo que otorgará variedad a toda tu huerta. Si ya te hemos convencido de plantarlo en tu jardín, prosigue con la lectura que en breve conocerás cómo hacerlo apropiadamente.
Plantación de matas de Granado
Para potenciar que nuestra planta pegue, crezca y se desarrolle de manera saludable, debemos tener presente algunos aspectos inherentes a estos arbustos que contribuirán directamente en estos 3 aspectos. Algunos de ellos son:
- Suelo: El Granado es el arbusto más propenso a desarrollar raíces largas. Algunas de ellas pueden llegar a extender hasta más de 2 metros en dirección vertical; es por esta razón, que el suelo en donde los plantaremos debe contar con la suficiente profundidad para que este se desenvuelva sin ningún tipo de interrupción.
- Clima: Oriundo de ambientes tropicales, esas matas ameritan de condiciones climatológicas perfectas para dar frutos dulces. Aunque estos generalmente poseen un toque ácido, si reciben la correcta cantidad de sol (5 horas), están resguardados de las ventiscas y protegidos de las lluvias; los frutos de ellos serán todo un manjar acaramelado en nuestra boca. Por ello trata de situarlo en lugares que cuenten con estas características.
- Abonado: De igual manera, dos semanas antes de sembrarlas debemos arar todo el terreno y combinarlo con abono natural; también puedes optar por agregar las conchas y cáscaras de alimentos orgánicos que ya hayas consumido. Es fundamental que sea antes de cultivarlas para permitir que el terreno absorba y asimile estos nutrientes.
- Drenaje: Ahora es hora de que tomes previsiones sobre el drenaje. Es necesario que este sea propenso a retener los líquidos que se les proporciona. Este arbusto es amante del agua siempre y cuando esta solo rocíe sus raíces; es por ello que, como ya te hemos dicho, lo mejor es que esté protegido de las lluvias.
- Espacio: Por último, solo debemos ser precavidos en materia de distribución de este pequeño árbol. Ten presente que pueden llegar superar los 2 metros si les dan abundante sol, por ello debes situarlo en un lugar en donde ningún objeto actual o futuro pueda interrumpir este proceso de crecimiento.
Ahora bien, ya que has apuntado en tu agenda estos aspectos provisorios, ya estás totalmente preparado para proseguir ahora sí con el conocimiento de cómo plantarlos debidamente. Para ello solo debes seguir estos pasos:
- Paso 1: Estos arbustos se pueden propagar tanto por esquejes, por hijuelos o por semillas; su forma de reproducción más común son los hijuelos pues el porcentaje de efectividad es el más alto. Por ello, lo mejor es que intentemos este y dejemos los esquejes o semillas para una ocasión posterior. Compra estos en tu vivero local eligiendo los más jóvenes de todos.
- Paso 2: Como ya te hemos dicho, tenderemos que cavar agujeros suficientemente hondos para albergar a sus raíces. Esto dependerá de qué tan grandes seas las de tu espécimen pero lo normal serán 15 centímetros de profundidad. También te decimos que el momento ideal para llevar a cabo este paso será en la noche para permitir que la planta se adapte a su entorno, introduce cuidadosamente el arbusto fijándolo bien en el centro del agujero.
- Paso 3: ¡Ahora solo resta cubrirlo! Hazlo con cuidado utilizando la composta que hace 2 semanas ya tenías preparada. Distribúyela uniformemente compactándola bien con las palmas de tus manos. Riégala solo de manera superficial y ya habrás terminado de plantar a uno de los frutos más tropicales para tener en nuestra huerta.
Cuidados respectivos de los arbustos de Granado
Terminado con el proceso de plantaje es hora de que continuemos este procedimiento atendiéndolo y otorgándole sus respectivos mantenimientos. Los más importantes son:
- Riego: Ya hemos adelantado un poco sobre esto más arriba, y es que las hojas de estas plantas se tornan más sensibles cuando están mojadas, cuando esto sucede y al mismo tiempo les da el sol; todas ellas pueden llegar a caerse paulatinamente. Por esta razón, debemos regar solo la superficie del terreno. ¡Eso sí! No escatimes en el choro, son matas que les gusta absorber cantidades abundantes de líquido.
- Poda: Por otra parte, todas ellas ameritan de una poda rigurosa para fomentar su florecimiento; este se produce a mediados de otoño y antes de que suceda ya deberíamos haberla podado al menos 3 veces. Hazlo solo retirando los tallos y hojas de aspecto poco agradable y trata de darle la forma que más se ajuste a tus gustos.
- Fertilización: Una vez que haya florecido, podemos potenciar a que desarrolle frutos más grandes y jugosos suministrándole un poco de fertilizante líquido. Rocíalos con estos cada 2 días hasta que las granadas estén completamente formadas.
Control de plagas y enfermedades
Como toda planta, estos arbustos siempre tienen la posibilidad de caer presas de decenas de plagas prontas a destruirlos. Dependerá de tu zona local pero las principales son:
- Barrenillos: Estos peculiares y molestos insectos anidan en nuestras matas cavando galerías que corren por todo el interior de la planta. En casos de colonias numerosas el arbusto puede llegar incluso a morir, por ello debes estar siempre al tanto de notar pequeños agujeros a lo largo de su superficie. Su tratamiento se lleva a cabo en verano con un puñado de aceites fosforados.
- Caparreta negra: Es un tipo de hongo que ataca solo a la coronilla de su fruta, las matas infectadas solo producen frutos amargos y poco apetitosos. Para remediar ello, deberás llevar un intenso trabajo con base en fungicidas líquidos que aplicarás tanto en la zona afectada como en sus raíces en forma de riego.
Consejos y recomendaciones
Para terminar, te dejamos 2 prácticas recomendaciones que complementarán un poco todo lo que hoy hayas aprendido:
- Si deseas probar ahora sí su cultivo por esquejes y semillas, puedes intentarlo luego de que tu planta hay superado los 6 meses de vida. ¡Eso sí! No te desanimes si estos no prosperan, su tasa de pegue suele ser muy pequeña.
- Consume tu fruto en todas las variedades posibles: jugos, ensaladas, aderezos… Una sola puede otorgarte el 45 por ciento de la ingesta diaria de vitamina C.