Todos nosotros buscamos flores coloridas para engalanar a nuestro jardín. A la hora de inclinarnos en la elección de una de ellas, casi siempre terminamos por elegir las más conocidas. Los Crisantemos están entre esas flores predilectas de los amantes de la jardinería por la variedad de matices que pueden presentar sus flores.
Y es que no solo gana un punto extra por la calidad de estas, al mismo tiempo de servir como una planta ornamental, sus cuidados son prácticamente nulos en comparación con otras flores vistosas. No necesitará de buen tiempo ni de temperaturas agradables pues casi sin interrupción todos los años nos sorprenderán con sus hermosos ramilletes.
El día de hoy te ilustraremos en la manera más fácil y apropiada para que los cultives. A pesar de su sencillo mantenimiento, debemos asegurarnos de realizar el procedimiento adecuado de plantaje para que crezca saludablemente, y no dejarlos, por el contrario, a merced de la fortuna.
Plantación de flores de Crisantemos en tu jardín
Pese a que con toda libertad puedes decidir plantarlos en una maceta y tenerlas en el interior de tu hogar, unas flores tan resplandecientes deberían adornar tu jardín y no mantenerse ocultas en tu casa. Por ello te indicaremos cómo obrar para que tus Crisantemos prosperen sin contratiempos. Antes de hacerlo considera lo siguiente:
- Temperatura: Generalmente se sienten cómodos habitando zonas que oscilan entre 12 y 17 grados centígrados. Pero pueden perfectamente habituarse al lugar en donde son plantados. Dispone de un terreno en donde estarás seguro que no recibirá tanto calor ni mucho frío en el invierno.
- Luz: Estas plantas no son fanáticas de los rayos del sol. Como pudiste observar, se adecuan a temperaturas frescas. La forma más apropiada es que reciba indirectamente la luz del sol. Vigila tu jardín y escoge el lugar en donde cae la luz solar solo hasta media tarde. De esta manera nos aseguraremos de que no se marchite a causa de excesos de calor.
- Terreno: Deben ser plantados en zonas compactas. Evita la tierra que se encuentra suelta o es muy arcillosa. Si es tu caso, con un rastrillo remueve toda el área en donde planeas cultivarlos y combínala con abono natural. También asegúrate de que se encuentre en perfecto estado de drenaje, no queremos que nuestro Crisantemos reciba más agua de la que necesita para florecer
Básicamente estos son los tres factores más importantes a tener en cuenta antes de plantarlos. Pero resultan sencillos si los comparamos con el dolor de cabeza que es elegir solo una variedad de ellos. La amalgama de paletas de colores que presentan sus subespecies puede originar dudas a la hora de comprarlos. Para evitar esto, te decimos que no solo puedes quedarte con uno solo. ¡Anímate! Escoge cuatro o cinco Crisantemos de diferente color y así crearás un arcoíris de flores en tu jardín.
Una vez que te has encargado de la disposición del terreno, y comprada tantas variedades de colores como te apetecen, es hora de pasar al proceso de plantarlos. Primero que nada coge tu pala y cava un agujero de unos 15 centímetros de profundidad. Lo ideal es que sea bastante profundo pues sus tallos iniciales suelen crecer bastante, y por supuesto lo que queremos es que nuestro ejemplar se parezca más a un arbusto.
Siembra tus Crisantemos cuidadosamente asegurándote que sus raíces se extiendan con naturalidad en el agujero. Controla, asimismo, que lo plantes de manera vertical. Ahora viene el punto crucial para el desarrollo de ellos; si deseas que se mantengan a una altura de no más de 30 centímetros una vez sean adultos, planta los demás a poca distancia de este, lo ideal es que estén tan cerca que sus hojas logren rozarse.
Si en cambio lo que deseas es que estos se desarrollen hasta llegar a una altura de 1,5 metros, plántalos a una distancia de al menos 40 centímetros. La razón de esto es que así no competirán por los nutrientes que les aporta el terreno y tendrán carta abierta para crecer desmesuradamente.
Cuidados de la planta de Crisantemo
Ya superado el procedimiento de plantaje, cúbrelos y riégalos con abundante agua. Es necesario que el terreno en el que los sembraste se encuentre completamente compactado. Luego de regarlo ponte unos guantes y presiona la zona en donde los cultivaste. Además de esto, también considera lo siguiente:
- Riégalos solamente en la mañana, preferiblemente antes de salir el sol. Hacerlo en la noche podría ocasionar que el terreno no se seque apropiadamente y atraer a potenciales hongos. Levántate diez minutos antes de que vayas al trabajo o a estudiar y otórgale su merecida ducha.
- Deben ser abonados una vez al mes hasta que se produzca la primera floración. Generalmente ocurre a principios de otoño. Si los has plantado muy cerca de esta estación, deberás seguir abonándolo hasta que llegue la próxima.
- Incentiva su crecimiento podándolo una vez cada dos meses. No te desilusiones si observas que tu retoño no se desarrolla. Te aseguramos de que si haces esto por los primeros ocho meses acelerarás el periodo de producción de flores.
- Cuando llegue el invierno esparce serrín por toda la zona en donde están plantados. Esto les proporcionará calor para soportar las heladas. No los riegues en esta época. Si el invierno es muy fuerte puedes protegerlos con láminas fabricándole un improvisado hogar.
Control de posibles plagas y enfermedades
Si por falta de tiempo no los regaste en la mañana sino en la noche, y a causa de este los han atacado una colonia de hongos; no pierdas la calma que te decimos cómo proceder. Evalúa qué tanto han infectado el tallo principal, si ves que se pueden mantener tranquilamente en pie, solo rocíalos con fungicida por todo el área. Si los que han atacado son los ramilletes de flores, no tendrás más remedio que cortarlos por completo, eso sí, asegúrate de desinfectar tu tijera de jardín.
Consejos y recomendaciones adicionales
– Una vez que las flores se marchiten, retíralas manualmente. Esto estimulará a que salgan más y permitirá que las que se encuentran cerca de esta duren más tiempo.
– Si no han florecido luego de un año es por falta de luz. Despeja el lugar para permitir que los rayos del sol logren alcanzarlos. También suspéndele el riego por un par de días, esto estimulará su deseo de reproducirse.
– Abónalos dos veces por mes una vez que llegue la temporada de verano. Evita a toda costa regarlos cuando el sol se encuentre en su punto más alto, pues ocasionará que se sequen por completo.
– Su reproducción por esquejes se dan muy fácilmente. Te recomendamos que si piensas hacerlo la primavera es la estación ideal para ello.